De nuevo oímos a algunos padres lo que les molesta invertir en la
educación de sus niños. Creen que tener hijos es como adoptar a un gato. Quieren
que el contribuyente sufrague los gastos para poder ellos gastarse el dinero en
la falla o en el futbol. A esos padres habría que meterlos en la cárcel.
Efectivamente, se deberían evitar despilfarros, reciclar libros, prohibir
mangoneos con los uniformes, controlar negocios con comedores, etcétera. Pero
en épocas peores a la actual, los padres se ocuparon formal y económicamente de
nuestra educación, sin tanto lamento.
Sólo deberían concederse becas para financiar la matrícula, y en
instituciones públicas. Exclusivamente a quienes cumplan los estándares de
estudio. Las becas Erasmus son un atraco a los trabajadores que pagamos los impuestos. Un alto porcentaje de becas concedidas a
post-licenciados sólo sirven para mantener departamentos universitarios
inútiles. Y los libros deben pagarlos los padres, como toda la vida.
En efecto, ayudas para libros, comedor, transporte, actividades paraescolares, familia numerosa y un largo etcétera SIN ningún sistema de control, que como ya nos tienen acostumbrados no recaen en los más necesitados y/o en aquellos que hagan un buen uso de ellas. El estado del bienestar se ha transformado en un estado de caridad engañosa y malentendida que además de favorecer la picaresca contribuye a una economía cada vez más precaria.
ResponderEliminarEnhorabuena y gracias por tu blog.
... Caridad que se financia mediante las horas laborales que trabajan gratis conserjes, basureros, limpiadoras, peones, labradores, barrenderos y el resto de cotizantes que, transformadas en impuestos, despilfarran los políticos a cambio de votos.
EliminarAsí es. gracias por tu comentario. Un saludo.