…
Éstas fueron las últimas palabras oídas entre los vivos a Claudio (a la vez que
emitía un ruido más fuerte por esa parte con la que mejor hablaba): “¡Pobre de
mí, me he cagado, creo!”
Si lo
hizo, no lo sé; lo cierto es que lo dejó todo lleno de mierda…
LUCIO
ANNEO SÉNECA
Este
escatológico fragmento de la sátira “Apocolocintosis” escrita por Séneca (en
latín), denota el carácter subversivo de su autor. Porque el tal Claudio, antes
de morir cagándose, era el hombre más poderoso del universo conocido.
Claudio,
tras suceder a su sobrino Calígula, se convirtió en el emperador de los
romanos. Y, después de que ese par de idiotas ocuparan el trono, Séneca creyó
que las cosas mejorarían con el reinado de su pupilo Nerón. Pues nada más
lejos: Séneca y los romanos se tuvieron
que tragar a otro psicópata.
A
los españoles nos ha pasado lo mismo. A las boñigas que soltaron los sociatas se
les han juntado las que están largando los
peperos. Y estamos de porquería hasta las cejas.
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