viernes, 8 de agosto de 2014

EL SUPOSITORIO

-No hermosa, ese otro supositorio se lo va a poner tu madre, ¡Con lo que rasca!
-¿Cómo que rasca?
-¡Pues claro que rasca! ¡Rasca un horror! ¿Te enteras? ¡Un horror!
-Pero, hombre, ¿cómo va a rascar un supositorio?
-¡Yo que sé cómo! ¡Lo que yo sé es que rasca! ¡Vaya si rasca! Prefiero las anginas a los supositorios; antes, cuando no había supositorios, las anginas se quitaban solas, soplando bicarbonato y dándose toques con glicerina yodada. A mí, déjame en paz.
Mi mujer, que no entendía nada, me peló un supositorio y me lo pasó por el dorso de la mano.
-¿Cómo es posible que digas que esto rasca?
Guardé silencio; en mi obnubilada mente acababa de nacer un rayito de claridad. Cuando entendí lo que pasaba, volví a hablar.
CAMILO JOSÉ CELA (“La Colmena”)

Esto ahora nos da risa. El que más o el que menos pelará el supositorio antes de metérselo por el ojete. Pero la situación descrita es similar a la que asiduamente nos vemos al enfrentarnos con los nuevos aparatos sin instrucciones y que son imprescindible para desenvolvernos en la vida moderna.
Deberíamos sublevarnos contra esos comerciantes a los que sólo les interesa vender y después, a complicarnos la vida.

2 comentarios:

  1. No se si recuerda que hace años un futbolista del Levante, para más señas brasileño de nombre Ramallo, hizo uso del citado artilugio no por vía anal sino oral. Eso me consuela no soy tan inútil como pensaba por seguir usando un móvil que sólo utilizan los abuelo en vez de esos tablones con teclas. Me resisto a cambiarlo con tal de no ir a una tienda de estas en que acabando mandando a tomar viento a el/la vendedor/vendedora, por utilizar un lenguaje totalmente incomprensible para mí. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Más pronto o más tarde a todos nos llega la necesidad de adquirir un “teléfono inteligente” ya que van desapareciendo los aparatos “simplemente un teléfono”.
      Una solución es esa a la que usted se refiere, de ir a una “tienda del abuelo” y comprarse un aparato especial para la tercera edad. Sin embargo, al final, todos acabamos pasando por el aro.
      Lo que no le aconsejo es que se compre uno de esa marca frutal tan buena y famosa. En la tienda especializada te demuestran que eres un inútil. Y luego te piden un dineral para dejar de serlo. Por cierto, de intuitivos, nada.

      Eliminar