sábado, 25 de mayo de 2013

INGLIS ESPOKEN, O CÓMO LLEGAR A ANALFABETO POLÍGLOTA


Cualquier ser vivo, desde la bacteria hasta el hombre, tiene sus formas de comunicación. La más compleja y evolucionada es, sin duda, el lenguaje humano.

En su inicio fue exclusivamente verbal. Pero hace unos pocos milenios apareció la escritura, allá por el Mediterráneo oriental. Primero fueron unas cuñas con las que se controlaba la contabilidad. Después vino la genial idea: el alfabeto silábico, perfeccionado por los fenicios y adoptado por las demás lenguas mediterráneas. Con veinte signos somos capaces de transmitir, en toda su capacidad, el pensamiento humano. Gran invento, no superado ni por la imprenta ni por internet.

Los diversos sistemas de comunicación orales y escritos, constituyeron los idiomas. Lo ideal sería que el género humano tuviera una sola lengua. Así, la transmisión del conocimiento (lo que llamamos información) sería mayor, y también el progreso derivado de ello. Ya los antiguos, que eran tan listos o más que nosotros, nos transmiten desde las leyendas bíblicas que el plurilingüismo es una aberración, un castigo divino. El Hombre, tras alcanzar el sumo conocimiento se creyó omnipotente. Construyó la torre de Babel. Y Dios, cabreado, escarmentó su petulancia con la aparición de las lenguas, obstaculizando la difusión del saber.

Pero hoy el Hombre, que sigue siendo hombre, continúa considerando a su lengua como un signo de identidad. Y se vale de ella para afianzar sus conquistas.  “Siempre la lengua fue compañera del imperio”: así comenzaba Antonio de Nebrija su prólogo de la primera Gramática Castellana cuando la publicó en 1492, dedicada a Isabel la Católica. Se refería a los imperios arcaicos. Pero la reina de Castilla tuvo ocasión de confirmar a Nebrija sobre el Imperio que se le vino encima. Así pues, desde siempre, cuando un pueblo ocupa a otro, lo primero que hace tras la invasión es embutirle su lengua.

En el mundo de hoy, el Imperio está asentado sobre los Estados Unidos. A cualquier occidental que se le ocurre alabar a ese país se le retira, de forma sumarísima, la chapa de “progre”. Pero quizá sea mejor aceptar a los USA que a otros “imperios”. Comparémoslo con aquel rapiñoso Imperio Británico; o con el criminal imperio bolchevique (tan añorado por la progresía); o el salvaje nazismo; o a los chinos, que en el siglo XXI siguen practicando la esclavitud; o el fanático y retrógrado Islam; o con Napoleón. Sí, los americanos mandan. Y, quienes más se esfuerzan en despreciarles, mas pierden el culo por imitarles. Visten los blue jeans, usan su computer, conversan con sus i-Pod, consultan la Wikipedia en Google, conducen su Ford, tragan hamburgers. Y, por supuesto, hablan en inglés.

Es bueno y necesario que actualmente consideremos a alguna de las lenguas en uso como idioma mundial. Mediante ella dialogamos a través de la actual red internacional de comunicación, consiguiendo que el mundo sea más pequeño. Y sólo hay dos, capaces de representar ese papel: la inglesa, por ser la lengua del actual imperio, y la española, que es la que se habla en más países de la Tierra. Los americanos y británicos han sabido explotar ese potencial, incluso consiguiendo que su lengua recaude un considerable porcentaje del PIB en los países donde se habla. Sin embargo, los españoles nos hemos dedicado durante los últimos años a malgastar el potencial de nuestro idioma, embutiéndonos de inglés hasta en la sopa.

Los gabinetes de marketing de las empresas dedicadas a la enseñanza de idiomas nos quieren convencer de que es mucho más fácil “asimilar” un idioma en la infancia. Eso es una gran falacia. De niños aprendemos nuestra lengua madre (una o varias), siguiendo el contexto natural de la cultura a la que pertenecemos. En España, eso sucede con el castellano y con las lenguas vernáculas de sus diversos territorios. Y si los padres hablan en inglés, swahili o arameo, también lo aprenderá el niño. Pero es imposible que un niño normal asimile un idioma nuevo si no tiene totalmente conformadas las estructuras mentales de su lengua madre. Sin embargo es muy común que, finalizado el horario de guardería, se enjaule a los infantes en clases de idiomas. Convirtiéndolos en anglo-loros que repiten de memoria palabras, canciones y números, muchas veces sin saber lo que dicen.

Al llegar a la edad escolar, si el niño tiene padres de esos que quieren que el nene llegue, como mínimo, a presidente del gobierno, está abocado a un carísimo colegio privado bilingüe. Extravagancia peculiar, porque en España, para ser Primer Ministro no hay que saber inglés. En esas escuelas pululan taxistas, camareros o albañiles, llegados como turistas desde países anglófonos, y aquí se mantienen impartiendo diversas asignaturas, sin tener preparación, pero eso sí, lo hacen en inglés. Y el inglés, junto al castellano y la lengua vernácula, ya son tres los idiomas que deben aprender nuestros superhéroes.

Si a mí me hubieran explicado la química, la física, las matemáticas u otras asignaturas en inglés, hubiera aprendido inglés, que para eso fui niño listo, pero seguramente no habría aprendido lo suficiente de esas materias (porque en aquella época se exigía bastante más que ahora; no se aprobaba a todos, supieran o no la lección, tal como sucede actualmente). Habrían conseguido de mí lo que se pretende hacer con los niños de hoy: convertirme en un analfabeto políglota. Y, seguramente, sería más pijo de lo que he llegado a ser de mayor.

Cuando alcanzan la adolescencia, a los futuros analfabetos políglotas se les envía a Irlanda. Allí, con la pubertad a todo tren, y sin la vigilancia paterna, se dedican a practicar el inglés. Pero también se inician en otros “idiomas” como el francés, el griego, el ruso, y demás "lenguas" probablemente más interesantes que el inglés. Se organizan pares característicos. Las chicas españolas se pierden por los muchachos italianos; las francesas por el macho ibérico; las teutonas, que según investigaciones, se excitan por el olor corporal, eligen a ejemplares de oriente medio, cargados con petrodólares, y que suelen mantener íntegra la ecología de su superficie corporal; a los japoneses, seres sin ser, no les elige nadie; y así sucesivamente.

Durante mi bachiller estudié, malamente, francés. No tuve necesidad del inglés ni para mi formación, ni para conseguir trabajo. Con veintitantos años comencé a estudiarlo, tanto en España como en diversas ciudades de Inglaterra y de los Estados Unidos. A esa edad uno aprovecha mejor el tiempo: va a estudiar inglés. Con lo aprendido, he podido viajar por todo el mundo. He discutido en inglés de religión, política, sexo o ciencia, y me han entendido. He dictado conferencias en congresos, y conseguí explicarme. Eso sí, con acento muy de derechas: parecido al que luce el ex, Aznar. Pero con lo que sé, me sobra.

Yo he inventado la boina parladora. Es un artilugio para ponerselo en la cabeza y del que sobresale un micrófono que capta lo que decimos; dentro de ella existe un procesador informático que analiza no sólo lo dicho, sino que incluso conectado con nuestras neuronas, capta la idea que queremos transmitir, y la traduce a cualquier idioma; y por el rabo de la chapela sobresale un altavoz que transmite a nuestro interlocutor en cualquiera que fuese su lengua. Todos los elementos constitutivos del artilugio ya están en nuestro mundo, y verlos mezclados será cuestión de pocos años. Así pues, el tiempo dedicado por las nuevas generaciones en aprender idiomas se habrá convertido en una gran pérdida de tiempo y de dinero.

España, con sus defectos, tiene una cultura y tradición tan extensa y profunda, o más, que la anglosajona. Aquellos pueblos americanos, que cuando llegaron los españoles aun practicaban sacrificios humanos, se adhirieron enseguida a las costumbres hispanas. Mucho anglosajón y mucho progre de aquí sigue creyendo que España sólo fue a América con intención de expoliarla. Pero, con la plata americana,  el imperio español construyó allí una estructura social de la que aún quedan numerosas muestras: catedrales, comercio; y cincuenta universidades (muchas fundadas ya en el siglo XVI), hecho sin precedentes con cualquier otro imperio. Es insolente que la cultura anglosajona, basada mayormente en la piratería (que en la actualidad representan los paraísos fiscales y, en su momento, el ataque a galeones españoles), nos ofenda con dichos argumentos. También es patético que en muchos países  hispanoamericanos, guiados por sus dictadores (el “coma-andante”, el “cocalero”, la “botox”, el “neogorila”, etcétera, los cuales exhiben pocos rasgos indígenas desde su físico) se nos acuse por las salvajadas que hicieron en América sus propios antepasados españoles.

Asumamos al inglés como lengua internacional. Pero nada más. No renunciemos al castellano como la otra lengua del mundo y, sobre todo, como nuestra. Por bien que hablásemos inglés, siempre seríamos angloparlantes de segunda. Estudiemos inglés, sí. Pero enseñemos las asignaturas prácticas en español, si es que queremos que los niños las aprendan. Y transmitamos la verdadera Historia, cultura y tradiciones de España. No desertemos de ellas. No vistamos de mamarrachos a los niños españoles cuando llega Halloween. No toleremos el subterfugio de dominio anglófono de la ciencia: reivindiquemos un nuevo idioma inglés internacional, al que deberán adaptarse incluso los ingleses. Reivindiquemos el español también para la ciencia. Cultivemos las relaciones culturales con los pueblos hispánicos. Olvidémonos del necio exceso al que se somete a niños, la mayoría de los cuales son normales, no son fueras de serie capaces de aprender siete lenguas durante su infancia. No persistamos con la fabricación en serie del ANALFABETO POLÍGLOTA.

20 comentarios:

  1. De momento, me conformaría con que se pueda recibir educacion en la lengua oficial del Estado, es decir el español, en cualquier parte de España. En fin algo normal como ocurre en Estados Unidos, Inglaterra o Francia, aquí sin embargo eres un fascista si lo dices. Todo esto me recuerda el cuento del "Traje del Emperador".

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    1. Es más o menos lo que quiero transmitir. Yo creo que la enseñanza debería ser exclusivamente en castellano. Con una asignatura de inglés, y aquel que destaque ya aprenderá más, por su cuenta o por la del contribuyente (la matrícula de las escuelas de idiomas son baratas, valen menos que una entrada para el fútbol, o lo que vale el traje de fallera).
      Pero sobre todo, reivindicar el no sometimiento a la cultura anglosajona, cuando la nuestra no sólo no tiene nada que envidiarle, sino que le supera en muchos aspectos.
      Aunque debemos reconocer que esa vía de flagelarse es muy propia del progre cateto que tanto abunda entre nosotros.

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  2. ¡Me encanta!. Me recuerda a mi admirado Pérez Reverte ... continúa así ... esta reflexión destila cultura, conocimiento, sentido común y análisis filosófico.
    Gracias por todo ello.

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    El Bisturí Hispanoamericano

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    1. Me alegro mucho de que te guste. Es posible que te recuerde a diversos opinadores. La mayoría de las ideas transmitidas son de gente a la que he ido leyendo. Aunque el proyecto de la boina parlante es exclusivamente mío.

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  3. Estoy de acuerdo con casi todo lo que comentas. Sin embargo, me gustaría hacer una aclaración: yo como representante de eso que llamas padre de un anglo-loro, matriculé a mi primogénito en un colegio bilingüe porque aquí sólo tenían tres idiomas que aprender. Sí, no te sorprendas: el español, el valenciano y el inglés. Cuando fui al colegio en el que cursé mis estudios, me pareció que me había equivocado porque parecía un anuncio de Beneton. Ojo, sin malinterpretaciones, había niños de todos los colores (sin problema ninguno por mi parte), y de todas las nacionalidades, cada uno con su lengua vernácula como tú comentas. Entonces, el profesor se lamentaba que perdían casi 6 meses en unificar el idioma antes de empezar las clases. Sí ya de por sí, sospechas que tu hijo puede no ser tan listo como el del vecino (sí, yo creo que siempre ha habido listos y tontos, y esto no creo que haya cambiado, por lo que yo, hasta que se demuestre lo contrario, voy a pensar que la inteligencia del nene es normal tirando a baja), lo que quieres es que le enseñen todo lo que puedan del temario en alguna de las tres lenguas que comentaba, que luego el ruso, italiano, spanglis... ya lo aprenderá cuando vaya a Irlanda.
    En fin, que como dices, menuda aberración con Halloween, con los recuerdos que guardo de la infancia en Todos los Santos, cuando por la tele retransmitían El Tenorio...
    Firmado
    Un Loro (yo no hablo inglés)

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    1. Gracias a las relaciones que mantengo con docentes, sé que en la mayoría de los colegios (incluidos los públicos y los concertados) existen las clases llamadas de “apoyo” dedicadas, entre a otros niños, a los extranjeros que puedan tener problemas con el idioma. Quizá 6 meses para unificar el idioma sea algo exagerado. Pero si hay que hacerlo, que sea en castellano.
      No creo que tu hijo sea tonto. La inteligencia se hereda. Y tus comentarios destilan sentido común. Tus hijos seguro que se te parecen, y que son listos.
      Lo de las lenguas e idiomas que aprenden en Irlanda era una ironía. Si los envías por allí, proporcionales una buena ración de preservativos.

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  4. Querido amigo; por una vez y sin que sirva de precedente, te diré que, tras la experiencia de llevar a mi hija desde los tres años a un colegio en el que estudió el 90% de las asignaturas en Inglés, estoy en completo desacuerdo con tus conclusiones.
    Es la mejor decisión que he tomado en mi vida y mi hija piensa lo mismo.
    Bueno en desacuerdo del todo no. En lo del "coma andante" estoy completamente de acuerdo jeje
    Abrazos

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    1. Espero que el demostrarme que no estás de acuerdo con mis ideas sí que sirva de precedente. Siempre he creído en lo que alguien dijo de que aprendemos más de aquellos que nos contradicen. Así que espero que si discrepas de lo que digo, me lo hagas saber.
      Yo no estoy en contra del inglés. Estuve casi diez años dedicándole gran parte de mi tiempo libre. Y he podido rentabilizar su aprendizaje en numerosos ámbitos. Pero ni somos anglosajones, ni ganas de serlo. De lo que estoy en contra es de someter nuestra idiosincrasia a ese mundillo.
      Llevar a tu hija a un colegio bilingüe seguro que fue una buena idea; sobre todo porque estoy convencido de que es una chica inteligente, y consiguió aprender inglés; pero no dudo de que si hubiera comenzado a estudiarlo de más mayor, lo hubiera aprendido tan bien, o mejor, que aprendiéndolo de infante. El problema viene cuado el niño es normal, o incluso cortito, que entonces no aprende nada de nada.
      Con el inglés que saben los muchachos que, formados desde pequeños en ese idioma, hoy en día solo pueden huir de su tierra, de sus familias, de su ambiente, y trabajar en otros mundos. Si el sistema se hubiera preocupado en enseñarles cultura, tradiciones, valores, es posible que España no hubiera tolerado como gobernantes a los chorizos que tenemos desde hace casi 40 años, y a lo mejor, no tuvieran ahora necesidad de emigrar.

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    2. Seguimos en desacuerdo, excepto en lo del coma andante. Precisamente el gran problema de los políticos españoles es que no se pueden comunicar con nadie que no hable español y eso les hace catetos, cerrados de mente, estar contínuamente fuera de lugar y proclives al choriceo.. Volviendo a mi hija, precisamente esa apertura de mente que proporciona el DOMINAR (que no es lo mismo que chapurrear) el inglés, el poder comunicarte al 100% con cualquier persona de cualquier otra cultura del mundo mundial la llevó a elegir el latín como una de las optativas del cole, lo que le ayudó sobremanera a dominar el español infinitamente mejor que los hijos de la lodgse que sólo hablan un idioma y mal.
      Desde mi punto de vista, el multilinguismo es el mejor antídoto(aparte de viajar) contra los nacionalismos excluyentes y paletos tan en voga en España y fuera de ella. El mundo de hoy en día es mucho mas pequeño y alcanzable, gracias a la tecnología, que el de hace 50 años y dominar al 100% el inglés y el español es la mejor garantía de poder disfrutarlo y exprimir sus posibilidades.

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    3. Me alegra que podamos seguir en desacuerdo. Aunque no tanto como parece. Efectivamente, si al atajo de catetos que tenemos como políticos se les hubiera ocurrido estudiar inglés, significaría que podrían haber adquirido otros rasgos de cultura general. Pero debido al estudio, no al inglés.
      Yo no estoy en contra del inglés. Critico que se le considere como única opción cultural de este mundo mundial. Y critico que nos olvidemos del otro idioma (internacional): el español
      No estoy de acuerdo con el tópico de que los nacionalismos se curen viajando. Mi ápice nacionalista lo adquirí al darme cuenta de que no soy chino, ni masai, ni yanki, ni hindú, ni de los países de Europa a los que viajé. Ni mejor ni peor: diferente. Por cierto, en esos países, cuando hablaba un inglés correcto, me entendían peor que si chapurreaba.

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  5. Yo también he llevado a mis hijos (3) a colegios bilingües, y los resultados han sido buenos, no solo en la parte idiomática sino también en los restantes aspectos académicos. Actualmente, mi hijo pequeño entiende perfectamente el castellano y el inglés, además de obtener buenos resultados en todas las demás asignaturas. Bien, no voy a hacer mas propaganda de mis vástagos (bonita palabra castellana...) Me parece que tu artículo es un poco extremista. No le falta parte de razón, pero hay una realidad y es que el inglés es un idioma casi imprescindible si uno quiere moverse por el mundo con comodidad.
    Saludos

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    1. El inglés es el idioma internacional, que yo he estudiado, de lo que me alegro, puesto que me ha permitido viajar por el mundo y entenderme con mucha gente interesante.
      Lo que critico es que se considere que la única manera de educarse consista en aprender inglés. Le iría mejor a España si a los niños se les educara, y se les enseñaran valores. El inglés va a ser secundario para la mayoría de ellos, que se quedarán sin valores y sin educación.
      Critico el esnobismo que hay en todo esto. Efectivamente, soy extremista. Ya me conoces.

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  6. Hola. Nos hemos leído tu quebrancías y nos ha gustado mucho. Besos

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  7. Me ha gustado tu reflexión. Y sobre todo la idea de la boina parlante. Es simplemente genial. Debes patentarla y procurar que como los inventos del TBO algún ingeniero la desarrolle, que ahora hay muchos en paro.
    Te felicito por el humor y la inteligencia de estas quebrancías.

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    1. Yo creo que algún fabricante de consolas de juego de un país del lejano oriente ha fabricado recientemente un aparato similar a la boina. Aunque la idea a mí se me ocurrió hace muchos años. Lo juro.
      Me alegro de que te guste.

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  8. Hombre, me has sorprendido una vez más. Estoy de acuerdo contigo
    Escribes como un profesional de la prensa. Tu artículo es francamente bueno, con un hilo argumental que merecería ser publicado, por aquello de la difusión.
    Y con tu fina ironía, me has hecho sonreír varias veces. Lo que en estos tiempos es muy de agradecer.

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    1. Yo creo que con me leáis los amigos es suficiente. Me alegro de que te haya gustado.

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  9. Bien. Interesante una vez más.

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