Según parece, los administradores de nuestra
sanidad planetaria autonómica están pensando en financiar intervenciones quirúrgicas de
cambio de sexo.
No sería capaz de discutir la congoja
que pueda suponer eso de haber nacido con un “cuerpo equivocado”: no sé del
tema. Pero tampoco concibo que ningún cirujano viva a costa de rebanar la
entrepierna a esa pobre gente. Se atreven hasta con los niños, incluso antes de
que hayan descubierto el disfrute genital, placer que le suprimen de por vida.
Pero a lo que iba. Si uno sólo
presenta una vaga equivocación y lo único que quiere es lucir una envidiable
bragueta ¿tendrá derechos? ¿estará subvencionada esa sencilla cirugía?
Y, mientras tanto, en nuestros
hospitales terciarios se cicatea para establecer unidades de patologías comunes.
El usuario debe esperar meses y meses padeciendo por no poderse operar de algo
tan frecuente como es una hernia.
¿Conseguirán los TRANS ajustar los
índices asistenciales manejados por los avispados gestores?
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