viernes, 4 de diciembre de 2015

CINCUENTA AÑOS NO ES NADA

…En los años 60 del siglo pasado, cualquier taxista presumía de tener un hijo cirujano en La Paz y una hija que estudiaba Física Cuántica en Múnich; además, el propio taxista cultivaba lechugas y tomates en el huerto que había heredado de sus padres en el pueblo…
MANUEL VICENT

Es lo que nos cuenta el autor de la cita, conocido escritor arrimado más bien a la “progresía”, en una de sus últimas novelas.
Por aquella época, el pequeño generalote que mandaba en nuestro país ordenó que se nos aplicara una ingeniería social que hoy podría calificarse hasta de izquierdas: además de despótica, facilitaba ideales igualitarios. Aunque a mucho clasista le pese, aquella política consiguió que gentes de origen humilde, con esfuerzo y con trabajo, pudieran ascender hacia una clase media dominante. Incluso uno de los taxistas pudo, años después, presumir de que una de sus nietas se calzase al jefe del Estado al que complació de tal modo que la hizo su reina (y de paso, la de todos).
Sin embargo, España volvió a involucionar. Hoy, la ingeniería social (eso que también podríamos denominar totalitarismo) nos ha llevado a que un tipejo, nieto de un forajido e hijo de un terrorista, pueda aspirar al puesto de Primer Ministro. El bicho, convertido en adalid  de los perroflautas, ya tiene a sus compinches disfrutando de cotas de Poder, a los cuales ya estamos soportando en diversas administraciones.
¡Vamos mejorando! ¡Al paso del cangrejo! …

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