viernes, 27 de junio de 2014

ARRIBA Y ABAJO

La razón por la cual los ríos y los mares reciben el homenaje de cien torrentes de la montaña es que se mantienen por debajo de ellos. Así son capaces de reinar sobre todos los torrentes de la montaña. De igual modo, el sabio que desea estar por encima de los hombres se coloca debajo de ellos; el que quiere estar delante de ellos, se coloca detrás. De esa manera, aunque su lugar sea por encima de los hombres, éstos no sienten su peso; aunque su lugar sea delante de ellos, no lo toman como insulto.
LAOTSÉ

Los chinos que saben esto desde hace siglos, a lo tonto, se están haciendo los amos del mundo.
Deberían tomar nota todos los figurones engreídos que se creen que tienen más poder porque están por “arriba”. Desde ahí, se les ven las bragas y se les apedrea mejor.
Al final se dan cuenta de que la única manera que les queda de hacerse dueños de algo es robando.

viernes, 20 de junio de 2014

EL CEREBRO

El cerebro es un órgano maravilloso: se pone en marcha tan pronto como te levantas por la mañana y no deja de funcionar hasta que llegas al trabajo.
ROBERT FROST


Pues como ahora necesito tener el cerebro muy despejado, no tendré más remedio que dejar de trabajar por unos cuantos días.

domingo, 15 de junio de 2014

TIMADORES

No debe olvidarse que el arte es un timo. La vida es un timo. Para sobrevivir, debes convertirte tú mismo en un timador, y hacerlo con cautela, triunfalmente.
BERTOLT BRECHT

Efectivamente, si nos fijamos veremos que la mayoría de aquellos considerados como triunfadores no son más que una engañifa.
Y si nos centramos en el mundo del arte, lo comprobaremos con claridad. Los monigotes con los que nos deleitan hoy las artes plásticas sólo sirven para blanquear el dinero negro. La economía criminal, que somete con complacencia a nuestros gobiernos, ha conseguido que el de ahora rebaje el IVA “cultural” a las transacciones relacionadas con todos los bodrios artísticos.
Son también un timo los mamarrachos surgidos de la literatura, el teatro o el cine, promocionados éstos por el mundo de la progresía ignorante (al que pertenecía Bertold Brecht).

jueves, 5 de junio de 2014

FELIPES

…El Toisón de Oro, un collarón con catorce chapas doradas, fue instituido por Felipe III de Borgoña en honor de sus catorce amantes, que al parecer tenían todas el coño rubio, como el vellocino de oro.
MANUEL VICENT (Aguirre el magnífico)

Felipe IV de Borgoña era otro picha brava, biznieto y sucesor del protagonista de la cita, que fue proclamado como rey Felipe I de Castilla tras haber consumado braguetazo mutuo con Juana la Loca. El reinado le duró escasamente dos años al fenecer, supuestamente (algunos dicen que envenenado), de un ataque de apendicitis.
El lío lo organizó Isabel la Católica, celestina mayor de Europa, al morirse. Cuando la Maribel I se fue al otro barrio ya le estaban esperando allí sus dos primeros hijos con sus dos respectivos nietos. Así que la sucesora en Castilla era su tercera hija, la Juani. Tras las discusiones  correspondientes entre padre (Fernando), hija y yerno, el hermoso marido de la Juani se hizo coronar rey de Castilla. Aprovechao, que era.
Por tanto, el primer Felipe en gobernar sobre territorios de la Corona de Aragón fue el nominado como segundo (aquel insensato llamado el prudente). Así que para los valencianos, el que nos viene es un quinto Felipe.
Esa cuestión podría ser señalada por el historicismo nacionalista regionaloide. Máxime cuando casi equiparan al Felipe V original con Satanás. Seguramente porque, al derogar antiguas y castrantes leyes medievales, refundó a España y la instituyó como una nación moderna, siendo uno de los pocos borbones potables.
Ahora habrá que ver que sale de ese anodino nieto político del taxista, un Felipe que será sexto en Castilla pero quinto en Valencia, Aragón y otros lares. Y esperamos que los genes del ínclito automovilista puedan mejorar a  la especie borbónica. Si las minorías republicanas antidemocráticas no lo impiden. Porque, de momento, la democracia presupone que se aceptan los criterios de las mayorías que, sea por suerte o sea por desgracia (que da igual), son monárquicas.