…El Toisón de Oro,
un collarón con catorce chapas doradas, fue instituido por Felipe III de
Borgoña en honor de sus catorce amantes, que al parecer tenían todas el coño
rubio, como el vellocino de oro.
MANUEL VICENT (Aguirre el magnífico)
Felipe IV de Borgoña era otro picha brava, biznieto y
sucesor del protagonista de la cita, que fue proclamado como rey Felipe I de
Castilla tras haber consumado braguetazo mutuo con Juana la Loca. El reinado le duró escasamente
dos años al fenecer, supuestamente (algunos dicen que envenenado), de un ataque
de apendicitis.
El lío lo organizó Isabel la Católica, celestina mayor de
Europa, al morirse. Cuando la Maribel I se fue al otro barrio ya le estaban
esperando allí sus dos primeros hijos con sus dos respectivos nietos. Así que
la sucesora en Castilla era su tercera hija, la Juani. Tras las discusiones correspondientes entre padre (Fernando), hija
y yerno, el hermoso marido de la Juani se hizo coronar rey de Castilla.
Aprovechao, que era.
Por tanto, el primer Felipe en gobernar sobre territorios
de la Corona de Aragón fue el nominado como segundo (aquel insensato llamado el
prudente). Así que para los valencianos, el que nos viene es un quinto Felipe.
Esa cuestión podría ser señalada por el historicismo
nacionalista regionaloide. Máxime cuando casi equiparan al Felipe V original con Satanás. Seguramente porque, al derogar antiguas y castrantes leyes medievales,
refundó a España y la instituyó como una nación moderna, siendo uno de los
pocos borbones potables.
Ahora habrá que ver que sale de ese anodino nieto
político del taxista, un Felipe que será sexto en Castilla pero quinto en
Valencia, Aragón y otros lares. Y esperamos que los genes del ínclito
automovilista puedan mejorar a la
especie borbónica. Si las minorías republicanas antidemocráticas no lo impiden. Porque, de momento, la democracia presupone que se aceptan los criterios de
las mayorías que, sea por suerte o sea por desgracia (que da igual), son monárquicas.