A los mandamases de la administración, siguiendo las
directrices de los políticos del partido que les nombró, se les ha ocurrido
organizar cursos de formación totalitaria dirigidos al personal subalterno para
que éstos espíen al resto de trabajadores. Así, supervisores y administrativos
serán amaestrados para hociquear y chivarse de los posibles escaqueos del resto
del personal. Actividad posiblemente ilegal, incluida en el delito de acoso laboral.
Los mismos políticos que tras veinte años de ineptitud y
latrocinio hundieron en la miseria a nuestra región, quieren arreglar ahora las
cosas mediante experimentos con gaseosa. Se dedican a marear a gestores y
directivos los cuales, agradecidos por su designación, suelen ser incapaces de
rebelarse, por lo que acaban incomodando a todo el mundo. Los gobernantes
actuales, observadores de su ombligo, no ven que el resto del pueblo les está
perdonando la vida, que aun no se han lanzado a cazarlos aunque les tienen
ganas. Por lo que nos preguntamos ¿cómo pueden mostrarse tan imprudentes?
Otra cosa que no sé es lo que pueden estar pensando los
sindicatos sobre esta jugarreta. O les parece bien. O es que no se han
enterado, que es peor.
Esas chorradas podrán funcionar entre calvinistas o
luteranos yanquis, aquellos que se creen que si son los primeros en el mundo,
llegaran al cielo antes que los demás. Pero entre nosotros, que somos
judeo-cristiano-mediomoros, es decir, que consideramos al trabajo como una maldición
bíblica, nos importan un rábano esos ridículos controles que sólo muestran la
ineptitud en el manejo de los recursos humanos por parte de gestores,
directivos y chivatos.